Código de Ética
Creo en el trabajo duro, como generador de desarrollo
Estoy convencido que el esfuerzo constante y el trabajo arduo son el camino que me llevará a alcanzar mis más altas metas. Definitivamente creo en la meritocracia y que debo de ser digno de cada uno de los premios y reconocimientos que logre en mi carrera. Creo en las palabras del presidente Gordon B. Hinckley: “Creo en el trabajo arduo. No hay sustituto bajo los cielos para el trabajo productivo. Es el proceso por el cual los sueños se hacen realidad. Es el proceso por el cual las visiones ociosas se convierten en logros dinámicos”.
Creo en el respeto como parte fundamental de las relaciones personales.
En todo momento apoyo el respeto a las ideas, valores, creencias, trabajo, tiempo y pensamientos de otras personas y exijo el mismo respeto para mí mismo. Estoy convencido de que la base de la armonía es el respeto y tratar a los demás como quiero que me traten a mí. Respetaré los esfuerzos e ideas de los demás y me esforzaré por reconocer su trabajo en todo momento. Defenderé enérgicamente mi punto de vista y creencias, pero sin menospreciar las ideas de los demás, adopto las palabras de Voltaire “No apruebo lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”
Creo en tener una vida balaceada como fundamento de la felicidad.
Defenderé en todo momento el derecho de las personas a disponer del tiempo libre suficiente atender a sus necesidades personales, familiares y de esparcimiento. Estoy convencido que la parte fundamental de toda sociedad es la familia y que toda persona tiene derecho a tener el tiempo para disfrutar de su vida familiar, creo en las palabras del presidente David O. Mckay “Ningún éxito puede compensar el fracaso en el hogar."
Creo en el aprendizaje continuo y en que la educación abre la mente de las personas.
Lucharé por mi derecho, y el de otras personas, a obtener nuevos conocimientos, sé verdaderamente que el conocimiento es la puerta de entrada a nuevas y apasionantes posibilidades y que tenemos el deber y el derecho de obtener ese conocimiento; como dijo el presidente Dallin H. Oaks: “La adquisición de conocimiento es una actividad sagrada y de toda la vida, que agrada a nuestro Padre Celestial y es favorecida por Sus siervos”.
Creo que la humildad es la habilidad de reconocer la importancia de los demas.
Estoy convencido de que en este mundo nadie es imprescindible, pero que todos somos necesarios. Sé que todos tenemos una responsabilidad que cumplir en este gran plan llamado vida, y que el aporte de cada integrante de un equipo es de suma importancia para el logro del objetivo trazado. Me atengo a las palabras del presidente Russell M. Nelson: “Juntos vivimos en esta tierra, que debe cuidarse, subyugarse y compartirse con gratitud. Cada uno de nosotros puede ayudar a hacer de la vida en este mundo una experiencia más placentera”.
Creo que es a través del servicio es como debemos demostrar el aprecio por los demás.
Tengo la firme convicción de que no importa cuál sea nuestra posición actual, todos tenemos la posibilidad de ayudar y servir a alguien. Estoy totalmente convencido de que cuando ayudamos a los demás dejamos una huella indeleble de nuestro fugaz paso por esta tierra, como dijo el presidente Gordon B. Hinckley “El que vive sólo para sí mismo se marchita y muere, mientras que el que se olvida de sí mismo al servicio de los demás crece y florece en esta vida y en la eternidad”.